viernes, 28 de noviembre de 2008

Vetusta Morla

Sólo quiero ir más allá
sólo quiero que esta herida se prenda
ser el humo que al final
escapó de lo que existe
por ver que hay detrás
más allá



A Reyes, que sabe ir más allá y volver con los ojos llenos de luz


Estaba sangrando. Ayer sangraba. Te abrazabas a mí y hablabas. También callabas, y yo estaba sangrando. Aún hablas, aún callas. Aún me abrazas a veces. Hablas y te ríes, y yo sangro. Te escucho, sigues hablando y a veces callas, y yo sangro, no quiero verlo, pero estoy sangrando, cierro mis ojos, cierro mis manos, cierro las puertas, tuve que ir al hospital. Mezclo sangre con cerveza, mezclo con las muletas un mar. Vetusta Morla sobrevuela la noche. Le pone la banda sonora a este dolor. Canta para mí, Vetusta, canta, deja que durante un instante olvide las cuatro cabezas entre mis piernas, valorando mis entrañas. Deja que baile, Vetusta, hazme saltar, no dejes de cantar, canta, canta, líbrame del escenario en el que no sé qué interpretar, ayúdame a no sentir los ojos que inspeccionan túneles que yo jamás podré ver, los dedos de látex helado palpando mi interior. Deja que se borre de mi memoria ese parto de tinieblas en el paritorio donde aún no he dado a luz, que caiga sobre mí el privilegio de la amnesia que anule la cruel soledad del box. Canta vetusta, devuélveme las ganas de seguir, cierra esta herida por favor, cúrame del peligro y la inconstancia de mis labios, sigue cantando, sigue, protégeme de este abismo al que ni siquiera te puedes asomar, sálvame de la torpeza de mí, de mi vientre estéril, ven a casa, ven por favor, lloro mientras te escribo al móvil, ven, un grito en tres letras, ven, y vetusta morla canta, siembro minas en mi cuerpo y pólvora en la sien, no me dejes sola en esta noche tan fría, rey sol, dime cómo arder, ven a casa, ven, ven, ven, no me dejes sola esta noche, no me dejes sola hoy, (aprendimos a mirar con la duda entre los dedos y a tientas), descubrimos que al final... Canta, Vetusta morla sigue cantando, las palabras que no existen nos pueden salvar, canta, nunca dejará de cantar. Termina el concierto. Ya no sangro. Sigo bailando. Sigo mezclando cerveza y dolor. Sin hablar. Abro los ojos. Amanece. Respiras a mi lado. Es suficiente. O no. Que termine esta función.


Imagen: Entrada del concierto de Vetusta Morla. Robada directamente del blog de Javier. Eso sí, lo he hecho con mucho cariño. El texto que cito de la canción Rey Sol, de Vetusta Morla lleva meses escrito en la pizarra de mi casa. También podría escribir puedo partirme y negociar la otra mitad, pero me gusta más ésta. Puedo saber que sin vosotros duele más. Eso sí es cierto. Y también es de ellos. Como lo que aparece en cursiva en mi texto. Fue una gran noche la de ayer, el concierto, simplemente, estuvo de puta madre. Y puede ser que mañana esconda mi voz, por hacerlo a mi manera, hay tanto idiota ahí fuera, sálvese quien pueda.



martes, 25 de noviembre de 2008

Algo en común

¿cómo preguntas si tenemos
algo en común?



Conseguir que esta inútil invisibilidad
en la que tanto tiempo invierto
y que tanto tanto dolor provoca
desaparezca
debería convertirse en mi única enmienda
mi única razón.


Sin embargo
borro mis huellas
y oculto las lágrimas
como si al revelarlas
sospechara que a alguien aún puedo importarle
y esa manifestación
me hiriera más que su ignorancia.


He aquí mi letal conspiración
y mi mayor soberbia:
creer que no mostrarme vulnerable
es mi mejor pasaporte


Imagen: Beduino en el desierto de Egipto. La figura de atrás, que como casi siempre, busca estar sola, soy yo. La suerte de ese día es que alguien me observaba, y pudo hacer esta foto que ahora comparto y que tanto agradezco. Quizá sea eso lo que tengamos en común casi todos, que de una manera u otra, dañina o constructiva, sana o enfermiza, queremos ser vistos. Aunque lo neguemos a muerte.