Veo emplazar barreras y abrir fosos
en llanos que estimaba inalterables.

Padre que estás en el cielo
espero que allí no bebas tanto
como bebías aquí.
Recuerda los enormes bichos que te rondaban
las mañanas que no podías ir al bar.
Cómo te las apañas allá arriba?
Me imagino que ya serás el amo de la jaula
y que ningún perro podrá acercarse a tu territorio
sin pedirte permiso.
No te olvides de arroparte por las noches,
sabes lo importante que es dormir abrigado
cuando se duerme solo. Es bien jodido
despertarse con un catarro y no tener a quien llamar.
Padre de todo este cielo
dime si el cielo existe
si es como soñabas en aquel viaje
en las carboneras del tren de polizón.
Es raro notar tu presencia en cada golpe de suerte,
y en cada copa de vino,
el vino de tus entrañas, fermentando el dolor.
He hecho tu soledad mía
y tu destierro ha sido mi herencia.
Padre de todos los cielos
gestióname si puedes
un par de asuntos que debería liquidar
antes de que me trasladen.
Sabes que han sido pocos los favores que te he pedido
cuando aún te encontrabas entre los tuyos,
intentando sobrevivir a fuerza de anestesiarte.
Insúflame la fuerza que te sostuvo,
padre de todos mis cielos
iníciame en el arte de resistir;
no sé cómo pudiste hacerlo,
cómo pudiste estar tan solo
y no quejarte jamás.
Ahora que tienes las claves
ahora que sabes dónde hay que acudir
y con quién hay que hablar
Ahora que habitas tu propio cielo, padre
santificado sea tu nombre.
Líbrame de esta tentación.
Imagen: M. PONS. Paso fronterizo. 2009. Feliz cumpleaños, padre. Dondequiera que estés.