jueves, 30 de abril de 2009

Lo inevitable

Dejarse llevar suena demasiado bien





Ningún camino será una huida
si algo inevitable nació contigo.
Si fue grabado a cincel y fuego
en tu mapa
nada podrá ocultarlo,
no habrá cielo, cárcel ni tumba accesible
mientras no lo hayas reincorporado.
Las coordenadas serán claras
las señales no podrán negarse.
Tenlo bien presente
puede servir de gran ayuda
.

Si en las entrañas resuena su eco
no hay estruendo que lo silencie.
Cuando los surcos de tus manos
contienen su estigma
todos tus actos lo delatan.
Cualquier acción se firma con su huella.
Cada uno de tus vacíos contiene su ausencia
aunque creo que esto, tú ya lo sabes.

Lo inevitable no puede ser tratado.
No hay regateo ni cancelación posibles
cuando llega su momento.
Se presiente su llegada
un rastro de luz ya prendida lo anuncia.
Las fieras huyen a sus propias cuevas,
a su propia oscuridad.
¿Lo estás viendo?

Un terremoto de miedo, rubor y alegría
lo han precedido.
Un volcán en el pecho
calienta la estancia para su cobijo.

Respira.
Respira.

Sigue abrazándome fuerte.
Sigue pegado a mi piel.

Ya está aquí.


Imagen: Inevitable.
A. Murat Eren. 2009

lunes, 20 de abril de 2009

Perdimos el control

La miré; ella balbuceó. 
Ocurrió algo confuso y después...
habíamos perdido el control. 
Y nos creímos ángeles





Si vamos a mentir
que sea necesario.

Si vamos a mentir
que sea imprescindible.

Que no sirvan después excusas
seremos responsables
que no haya alternativa
ni más posibilidades
si contemplamos hacerlo.

Hagamos que la mentira
merezca la pena.

Ampliar la verdad,
en casos como éste
es algo más que un trámite.

Conlleva riesgos.



Imagen: Sin título. Xavier Teixedor. Para celebrar esta pérdida de control os invitaría a un ron cubano con limón exprimido, pero ambas botellas han desaparecido de casa. Me dí cuenta el otro día, en una cena rodeada de amigos. Fui a buscar el ron... y no estaba. El limón exprimido,(el limón exprimido, tú) tampoco. Por suerte, el hielo, seguía en el congelador. Bebimos licor 43 (que contra todo pronóstico, también seguía allí) con naranja y, como nunca falta cava en mi nevera, pudimos brindar... hasta perder el control. Qué bien nos lo pasamos, por dios. Y qué buenas fotos hicimos. Es cierto que hay instantes en la vida en los que te sacan una foto. Yo hice una al armario sin el ron. Y esa noche, a mí, me sacaron otra siendo feliz.

lunes, 13 de abril de 2009

Días de fiesta

Un orden en su imán te está esperando.

El corazón perplejo



De estar sola, claramente, lo peor son los días de fiesta
cuando todos los amigos están ocupados,
con sus amantes, con sus familias, con los compromisos
que jamás despertaron en mí
interés alguno.
Lo importante en este exilio es llenar la nevera,
procurarte algún tipo de anestesia
para cuando definitivamente, no aguantes ni un minuto más.
Comprobar que tienes mil horas
de cine para ver en el reproductor,
entretenerte inútilmente
con la idea de descubrir la película del año
como si eso pudiera servir de remedio,
como si aún hubiera algo remediable.
Comprar un buen libro,
recordar que es un buen momento
para arreglar las flores
que crecen salvajes por toda la casa.
No pensar, no hablar
(si por casualidad alguien te llama)
de que odias las vacaciones,
los puentes, los jodidos días de fiesta
cuando estás sola,
cuando pasas de hacer planes
porque tu piso ya es un bunker impracticable
y los caminos que lo rodean
rebosan de minas explosivas
y en tu mano tirita el detonador.


Imagen: Nebulosa del cangrejo. La he encontrado aquí.

martes, 7 de abril de 2009

Felicidad (segunda parte)

A veces me pregunto a quién debo mi suerte,
a quién se la debemos todos, buena o mala




Acumulo instantes felices en mi plan de pensiones.
No conozco otra manera de invertir en mi futuro.
¿Quien puede prometerme la cordura, si alguna vez la tuve,
el tan famoso día de mañana?
Yo me aseguro recuerdos,
todos ellos inservibles desde un punto de vista
estrictamente comercial.

Sé con lo que estoy jugando y
tengo bien presente la última opción,
a veces demasiado a mano:
La muerte, la muerte que me consuela
tanto como me asusta perder 
el segundo al que me aferro.
Sentir el sol en la piel y
no esperar más que eso:
El dulce calor de lo desconocido,
del porvenir incierto que nada puede anticiparme.

He negociado mis instantes felices
en oscuras salas de juegos,
en las más fuertes subastas,
algunas clandestinas, he de reconocerlo.
Por alguno de ellos pagué un precio realmente vertiginoso
llegando a poner mi vida en el tablero.
No me he arrepentido nunca y sé que ya no podría
vivir de otra manera.

Y ahora…
¿Quién puede negarme esta calma,
esta serenidad conquistada
pujando de abismo en abismo?
Es lo que tengo, mi mayor tesoro,
mi mayor bien:
Saber que las espinas son elegidas
que los instantes que acumulo
tienen un precio en el mercado.

Y que el día de mañana, cuando llegue
serán mi mejor moneda de cambio
para negociar con la muerte.



Imagen: Instante de felicidad acumulado en el desierto libio, viendo amanecer, en el verano del 2008. La espina fue el madrugón. 

miércoles, 1 de abril de 2009

Felicidad

La gente se mete, todo el mundo se mete, cómo te crees que se pagan las cosas

Felicidad


No me extraña que estemos en crisis.

Ya no amamos, invertimos:
cuando las cuentas no nos salen
aplicamos un e.r.e. El último
se queda en la puta calle.

Deberíamos follar más,
planificar menos.

Ningún seguro de jubilación puede garantizarte
los polvos necesarios
para sentirte vivo.


Imagen: URDANETA, R. Juntos somos perfectos. 2008.