miércoles, 17 de marzo de 2010

Diario de una reforma

Capítulo 1: demolición y gestión de residuos. II.

Voy a romper las ventanas
para que lluevan cristales.
Ven a romper las ventanas
ven a gritar como antes.
Voy a romper las ventanas
y hacer del caos un arte






Es importante apuntalar el techo para que no se derrumbe, recuérdalo. Es el único cielo del que dispones, y si se viene abajo... ¿qué podremos hacer?
Hay que confiar en que los que saben, resolverán bien su trabajo, si has elegido un buen equipo, claro.

(Algún día tendré que hablar sobre esto, sobre la elección del equipo, pero hoy es muy tarde
y no quiero olvidar la luz que penetraba esta mañana, en la gran obra
y soñar con la que entrará, soñar y soñar, es absolutamente imprescindible para no caer otra vez en las sombras que tantas noches no me dejan dormir)

Hay que golpear todas las paredes, incluso las que no entraban en proyecto, tenlo en cuenta,
golpea las paredes, todas, haz que se tambaleen, hazlo, tan sólo hazlo:

te habían presupuestado treinta metros cuadrados de pladur y aislante y te habías dejado los cuernos buscando ladrillo caravista auténtico, porque sí, porque te apetece tener una pared de ladrillo caravista, joder, que mola mogollón

y mira tú que al picar la pared, esa pared, y no hacía falta...

sale el auténtico.

Ahora resulta que a veces, lo que proyectamos
como un lujo, sobrepasando nuestros límites incluso,

viene a ser algo ya nuestro, que estaba ahí desde siempre,
desde el principio de la creación.

Esperando.



Imagen: PEDRO FLORES: reconstrucción. 2007-2009. También la he encontrado aquí

domingo, 14 de marzo de 2010

Diario de una reforma

Capítulo 1: demolición y gestión de residuos

Voy a romper las ventanas
para que lluevan cristales.
Ven a romper las ventanas
ven a gritar como antes.
Voy a romper las ventanas
y hacer del caos un arte





El puente, atormentado de trampas.
Llevo un martillo y un ansia imparable de destrucción en la mano.
Acecho el momento, el permiso, la señal. Aparece:

Puedo empezar la gran obra.
Derrumbar ciertos tabiques parece fácil, pero no lo es.
El resto debería al menos permanecer en pie.

Podéis creerme:
la expectativa de que mañana algunas paredes ya no existan
bombea en mi cerebro la coca más pura.
No seré yo quien dé los golpes,
pero sí sé que la claridad ganada en el espacio, ya me está dando luz.




Imagen: PEDRO FLORES: reconstrucción. 2007-2009. La he encontrado aq